Huellas del pasado 

Sergio Albino1 y Cesar D. Jiménez-Piedragil2

A lo largo de millones de años, la vida en nuestro planeta ha evolucionado y diversificado de formas inimaginables.

Sin embargo, gran parte de esta historia permanece oculta, enterrada en las capas de sedimentos y rocas que forman la corteza terrestre. Los fósiles, esas huellas del pasado, nos permiten desentrañar los misterios de épocas remotas y reconstruir la historia de la vida en la Tierra.

Los fósiles son restos o impresiones de organismos que vivieron hace más de 10,000 años, y representan las huellas de la vida pasada, siendo testigos silenciosos de la evolución y los cambios en nuestro planeta. A través de su estudio, podemos viajar en el tiempo y descubrir la historia de la vida en la Tierra. Así, cada fósil desenterrado no solo es un fragmento de un organismo extinto, sino una pieza del gran rompecabezas de la vida.

Algunos de los fósiles de vertebrados destacados: A) Archaeopteryx un ave primitiva evidencia de la transición evolutiva entre dinosaurios y aves, descubierto en Alemania en 1861, de unos 150 millones de años. B) Icaronycteris, un murciélago antiguo, ya capaz de volar y probablemente de usar la ecolocación. Vivió hace 52 millones de años, hallado en la Formación Green River en Wyoming, EE.UU. Imágenes: internet

La mayoría de los fósiles se encuentran en rocas sedimentarias, formadas por la acumulación de sedimentos como arena, limo o arcilla. A medida que estos sedimentos se compactan y se endurecen, pueden conservar los restos de los organismos que quedan atrapados en ellos. Los fósiles pueden ser de varios tipos; como huesos, dientes, conchas, hojas y huellas, excrementos (coprolitos) e incluso rastros de actividad biológica, como madrigueras o marcas de alimentación. Algunos fósiles son más comunes que otros, dependiendo de las condiciones en las que se formaron y de la facilidad con la que se preservan ciertos tipos de tejidos.

La fosilización es un proceso raro y complejo que requiere condiciones específicas para que los restos orgánicos se preserven a lo largo del tiempo. Una de las formas más comunes de preservación de los fósiles es la mineralización, en la que los tejidos orgánicos se reemplazan gradualmente por minerales como el cuarzo, la calcita o el hierro. Otra forma de preservación es la conservación, en la que los tejidos blandos se mantienen en condiciones especiales como la congelación, que evitan su descomposición.

Huella de dinosaurio de Atexcal, Puebla. Foto: Cesar D. Jiménez

Los fósiles son importantes porque nos permiten conocer el pasado de la vida en la Tierra y entender cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo. A través de su estudio, se puede reconstruir la historia de los organismos y sus relaciones evolutivas, así como comprender los cambios en el clima y el medio ambiente que han afectado a la vida en la Tierra. Los fósiles también desempeñan un papel fundamental en la industria de la energía y los recursos naturales. Por ejemplo, los combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón se forman a lo largo de millones de años a partir de la descomposición de materia orgánica de plantas y animales fosilizados. Este proceso ocurre bajo condiciones específicas de presión, temperatura y ausencia de oxígeno.

Diferentes tipos de fósiles, incluyendo fósiles de resina (ámbar), fósiles de moldes y contramoldes, fósiles corporales, fósiles químicos y fósiles de icnitas, ilustrados con ejemplos visuales.

México es un país con una rica diversidad geológica y paleontológica, donde se han descubierto numerosos fósiles que han proporcionado información valiosa sobre la evolución de la vida en el país a lo largo de millones de años. Entre los hallazgos más notables se encuentran dinosaurios como el Coahuilaceratops y el Velafrons coahuilensis en Coahuila, así como invertebrados marinos en Oaxaca, Chiapas y Baja California. También se han encontrado fósiles de mamíferos del Pleistoceno, como el mamut columbino y el tigre dientes de sable en el Estado de México y Tlaxcala. La flora fósil, como la de Tepexi de Rodríguez, Puebla, ofrece una visión detallada de la vegetación del Cretácico. Sitios paleontológicos importantes incluyen la Sierra Madre Oriental, el Desierto de Coahuila, y las Ventanillas de Ocuituco en Morelos, cada uno proporcionando valiosos fósiles que son esenciales tanto para la investigación científica como para el patrimonio cultural y educativo del país. Estos descubrimientos destacan la importancia de México como un área clave para la paleontología mundial.

Cada fósil desenterrado revela una parte de nuestra asombrosa historia natural. Al explorar el pasado a través de los fósiles, no solo contemplamos la grandeza de la vida que ha existido, sino también en el poder de la perseverancia.

Referencias

  • García, P., Sour F. & Montellano M.  (2003). Paleontología. Prensas de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. 246pp.
  • Cabral-Perdomo, M. A., Bravo-Cuevas, V. M., Pérez-Pérez, A., & García-Cabrera, N. (2018). Descripción de las huellas de camélidos y félidos de la localidad Pie de Vaca, Cenozoico Tardío de Puebla, centro de México y algunas consideraciones paleobiológicas. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 70(2), 397-416.

Slider: Mandíbula de caballo del pleistoceno tardío “La Nopalera, Yautepec, Morelos”. Autor: Cesar D. Jiménez Piedragil

1Red de Biología y Conservación de Vertebrados, INECOL

2Centro de Investigaciones Biológicas, UAEM

La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional