La salud como reto de sostenibilidad

Hugo Mendoza1, Ana E. Escalante1 y Andrés M. López-Pérez2

La salud, como parte de la sostenibilidad, depende del equilibrio entre factores sociales, ecológicos y económicos. Por ello, abordarla requiere de colaboración entre disciplinas y sectores mediante enfoques integradores como el de “Una Salud”.

¿Alguna vez has pensado que todo está relacionado con todo? ¿Has notado que algunos fenómenos tienen repercusiones en procesos que no hubieras imaginado? Esto incluye conceptos que quizá te resulten familiares, pero que no siempre resultan del todo claros, como en el caso de la sostenibilidad. De manera concreta, la sostenibilidad se refiere a la capacidad de las sociedades humanas para mantener su desarrollo sin deteriorar los procesos ecológicos, sociales y económicos que lo hacen posible, garantizando que los beneficios de la naturaleza permanezcan disponibles para las generaciones futuras. Guiada por el derecho humano a un ambiente sano —tanto en el corto como en el largo plazo—, la sostenibilidad incorpora a la salud como un elemento fundamental del desarrollo humano. En el marco de Naciones Unidas, la salud se vincula directamente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre Salud y Bienestar e indirectamente con al menos seis más que influyen de forma decisiva en las condiciones sociales, ambientales y ecológicas que la determinan.

A su vez, la salud es una condición que surge de la interacción entre variables sociales y ecológicas, convergiendo en un sistema complejo llamado sistema socio-ecológico. Algunos ejemplos donde la salud se ve comprometida o beneficiada por la dinámica de estos sistemas son la desnutrición y la hambruna causadas por la distribución inequitativa de alimentos, la falta de saneamiento derivada de la escasez de agua o la aparición de enfermedades infecciosas con potencial pandémico, como la influenza, la COVID-19 o el dengue. Estos eventos han revelado la complejidad implicada en el desarrollo de las enfermedades y el surgimiento de las pandemias, y en consecuencia, han permitido identificar elementos que facilitan o dificultan alcanzar el ideal de un futuro sostenible. Problemas tan complejos requieren una toma de decisiones informada que contribuya a construir escenarios más saludables y sostenibles.

Fig 1. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por Naciones Unidas. Fuente: CEPAL (2024), Objetivos de Desarrollo Sostenible. Disponible en: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

 

Ahora bien, ¿cómo abordar de forma integral estos problemas complejos para tomar las mejores decisiones? En el ámbito de la salud —y especialmente en el estudio de las enfermedades infecciosas— se ha reconocido que existen vínculos estrechos entre la salud ambiental y la salud de las personas y de otros organismos que comparten un mismo hábitat. Reconocer estos vínculos es fundamental para comprender las diferentes dimensiones de la salud e identificar las interacciones que favorecen o mitigan el riesgo de enfermedad. En este sentido, la colaboración intersectorial e interdisciplinaria resulta esencial. Incluso se reconoce la necesidad urgente de superar las fronteras académicas y fomentar una aproximación transdisciplinaria que involucre a todas las partes interesadas, integrando sus inquietudes y perspectivas en la prevención, atención y mitigación de las enfermedades infecciosas.

Alcanzar este nivel de colaboración e integración no es tarea sencilla. Los llamados silos organizacionales suelen originarse en la falta de una visión compartida, en la disponibilidad limitada de recursos, en intereses políticos o en la escasa capacidad de colaboración entre disciplinas. En el caso de la salud y las enfermedades infecciosas, un ejemplo importante es el de la conceptualización de la salud ambiental como determinante de la salud de personas y animales. Aunque en las últimas décadas se han impulsado iniciativas para incorporar la dimensión ambiental, estos esfuerzos siguen siendo fragmentados y, en muchos casos, insuficientes. A menudo, la salud ambiental se aborda como un componente accesorio o como un simple contexto en el que ocurren los fenómenos sanitarios, en lugar de comprenderla como el eje estructural que posibilita, sostiene y condiciona la salud de todos los organismos del ecosistema. Aún falta consolidar una visión que reconozca plenamente que proteger y restaurar los sistemas ecológicos no es solo un objetivo ambiental, sino una estrategia esencial para prevenir enfermedades, promover el bienestar y garantizar escenarios sostenibles a largo plazo.

Fig 2. Representación del enfoque “Una Salud”, que muestra la interdependencia entre la salud humana, la salud animal y la salud ambiental como partes de un mismo sistema. Modificado de United Nations Environment Programme and International Livestock Research Institute (2020). Preventing the Next Pandemic: Zoonotic diseases and how to break the chain of transmission

En respuesta, han surgido aproximaciones como Una Salud, que reconoce explícitamente que la salud humana y la salud animal están interconectadas con la salud del ambiente. Este enfoque representa un movimiento reflexivo que busca ampliar la visión de cómo se construye la salud, integrando elementos que van más allá del ser humano e incluyen al ambiente, promoviendo la construcción de escenarios sostenibles para el bienestar común. Sin embargo, aunque el concepto parece prometedor, su aplicación práctica ha sido limitada. Diversas publicaciones científicas señalan que, de las tres dimensiones que abarca el enfoque (ambiental, animal y humano), la salud ambiental es la menos evaluada. De manera similar a lo que ocurre con la sostenibilidad y la transdisciplina, el concepto ha derivado en un fenómeno comparable al greenwashing, conocido como One Health-washing, donde se abusa del término sin aplicarlo de forma coherente ni profunda.

Frente a esta aparente falta de interés por la salud ambiental y el cuidado de los ecosistemas, responder a las preguntas iniciales resulta sencillo: sí, todo está relacionado con todo. La salud, como componente esencial de la sostenibilidad, es un proceso complejo que depende de la interacción de múltiples variables. Alcanzarla requiere de diversos esfuerzos, comenzando por entender que la salud va más allá de la condición de salud o enfermedad. Implica desantropocentrar nuestra mirada y reconocer que el ambiente es quizá el componente más determinante, pues funciona como la matriz donde todo afecta a todo. Reflexionemos sobre cuánto podemos lograr mediante enfoques como Una Salud, más allá de la obtención de fondos de investigación, y comprometámonos a poner en práctica este concepto de manera colaborativa, con el propósito de promover futuros sostenibles y, por tanto, saludables.

 

1 Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, Instituto de Ecología, UNAM.
2 Red de Biología y Conservación de Vertebrados, INECOL A.C.