Líquenes, suma de esfuerzos con grandes resultados  

Victor M. Bandala, Elena Vera, Leticia Montoya, David Ramos 

Red Biodiversidad y Sistemática

Liquen: producto de una simbiosis entre una o más especies de hongos interactuando con organismos fotosintéticos, es suma exitosa de esfuerzos en la naturaleza.

Es muy probable que durante un paseo por el bosque o por algún parque, detectemos a los enigmáticos líquenes adheridos en troncos, ramas o en el suelo, a manera de paños o costras, con diferentes colores, tamaños y formas, incluso con proyecciones, ramificaciones o pliegues a veces en forma de hojas, pero ¿qué tanto sabemos de ellos? 

Fig. 1. Liquen costroso sobre corteza (corticicola) de un pino (foto de los autores)

Los líquenes son producto de una simbiosis entre seres vivos distintos, el llamado micobionte (hongo) y el fotobionte u organismo fotosintético (microalgas verde-azules y/o cianobacterias); siendo reconocido que en la conformación de un mismo liquen pueden intervenir más de un hongo de distintos grupos. El hongo forma la mayor parte del cuerpo o talo, por esto es llamado macrobionte, y es quien además de la estructura y adhesión al sustrato, aporta sales inorgánicas y agua, protegiendo contra la desecación a toda la estructura. Por su parte, las microalgas y/o en su caso las cianobacterias, se distribuyen en el cuerpo liquénico y le proveen principalmente de compuestos orgánicos derivados de la fotosíntesis que son fundamentales en la nutrición. Esta suma de esfuerzos trae como resultado su gran éxito en la naturaleza, reflejado, por ejemplo, en una alta diversidad de especies, longevidad, así como tolerancia a ambientes extremos, entre otros. Lo que conlleva a que se distribuyan prácticamente en todos los ecosistemas terrestres e inclusive acuáticos, marinos y de agua dulce; habitando hasta en condiciones extremas de calor o frío, pudiendo ser pioneros en medios inhóspitos, como rocas costeras, ambientes polares o desérticos. En su hábitat natural colonizan además de cortezas, ramas, hojas, rocas y suelo, otros sustratos, tales como caparazones de moluscos y tortugas, pero, además, varias especies crecen en el concreto, nylon, vidrio, metales, tejados de aluminio y plásticos, por lo cual se ha planteado que algunas especies podrían sobrevivir al deterioro de sus hábitats naturales, ya que alternativamente colonizan hábitats antropogénicos.

Fig. 2. Liquen folioso sobre corteza (corticicola) de un encino (foto de los autores)

Los líquenes son importantes en la formación de suelo y en el equilibrio del ecosistema, sirven de albergue y son usados como alimento por otros organismos, incluso algunas aves los utilizan para la construcción de sus nidos. También son usados por el hombre, por ejemplo, como alimento, o en el diseño floral, o en la medicina tradicional y antiguamente para teñir textiles, además, al ser una rica fuente de metabolitos secundarios son usados en la industria farmacéutica y de la perfumería. Por otra parte, son valorados como biomonitores para determinar la calidad del aire, ya que se encuentran entre los organismos más sensibles y reactivos ante la contaminación del medio natural por actividades humanas, por ejemplo, descargas de contaminantes a la atmosfera por la industria o por los medios de transporte, y en la actualidad, también son un referente para analizar el cambio climático, tomando en cuenta variaciones sobre su diversidad en las áreas de estudio.

Fig. 3. Liquen costroso sobre corteza (corticicola) de un encino (foto de los autores)

Slider:  Liquen costroso sobre roca (saxícola) en alta montaña (foto de los autores).

 

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