Navegando por los manglares desde el sillón
Jorge López Portillo*
Con desarrollo del internet, ahora tenemos una auténtica biblioteca de Alejandría, pero también la mejor mapoteca del mundo y casi en tiempo real. Como ejemplo, comparo imágenes de satélite obtenidas de Google Earth para comparar los manglares en buen estado y deteriorados unos cuantos años después.
Los manglares acaparan gran atención en todo el mundo porque proporcionan una gran cantidad de servicios como la captura de carbono en el suelo y la planta misma, el aporte de hojarasca que al dispersarse forma l base de la cadena alimenticia, los espacios de refugio contra depredadores de las etapas juveniles de peces, y la protección física y estratégica contra marejadas y huracanes, entre muchas otras. Esto servicios son posibles porque, con escasas e interesantes excepciones, los manglares están en la zona costera y bajo la influencia de la marea, o sea, son ecosistemas que se inundan con una mezcla siempre cambiante de agua dulce del continente y agua salada del mar.
Bosque de manglar (verde oscuro) bordeado por una marisma en la zona inundables del sureste de la laguna de Tampamachoco, Tuxpan Veracruz. La imagen superior es de julio de 2018; la imagen inferior, de enero de 2021. Comparándolas, se pueden notar las zonas muertas de manglar el manchón de mangle muerto y la mancha salina más abajo, indicando condiciones de sequía extrema. Fuente: Google Earth.
Precisamente porque están en la zona costera, los manglares pueden identificarse con relativa facilidad en imágenes aéreas y satelitales, lo que ha sido de gran utilidad para determinar el área que cubre en la República Mexicana. El reporte de cobertura de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (https://bioteca.biodiversidad.gob.mx/janium-bin/janium_login_opac.pl?find&ficha_no=15638) indica que hay 905,086 hectáreas (0.46% de la República Mexicana). Cada cinco años, la CONABIO actualiza su reporte respecto a las áreas deterioradas, recuperadas y totales. Entre otras preguntas, el tema aquí es saber cómo distinguir un manglar vivo de uno muerto y explorar preliminarmente las causas de su muerte.
El estado de salud de los manglares se puede verificar en imágenes de satélite disponibles para diferentes años en la plataforma gratuita de Google Earth, ya sea como una aplicación en celular o en el navegador de la computadora. El general, los manglares se pueden distinguir en la zona costera como áreas de color verde obscuro. Por ejemplo, en las imágenes anexas pueden notarse manglares en la Laguna de Tampamachoco, Veracruz, en el Río San Pedro alrededor de Nuevo Campechito en Tabasco y en la laguna de Manialtepec, Oaxaca, cerca de Puerto Escondido.
Bosques de manglar a ambos lados del Río San Pedro, en Tabasco, en la zona de Nuevo Campechito. La imagen superior es de febrero de 2019; la imagen inferior, de mayo de 2022. Comparándolas, se pueden notar las áreas de manglar muerto, tanto en la ribera como en los cordones litorales que están al este. El manglar muerto abarca áreas delimitadas por caminos, carreteras o linderos, siguiendo formas geométricas y abarcando alrededor de 650 ha muertas en no más de 3 años. Fuente: Google Earth.
En las imágenes, cada localidad se muestra antes y después de que murió una cierta área de manglar. En Tampamachoco, la cobertura de manglar era muy homogénea en julio de 2018 pero la mortalidad de 18 hectáreas es evidente en enero de 2021; además, se nota que al sur del manglar hay una zona cubierta de sales, indicando que el nivel de agua está por debajo del suelo en plena sequía. En Nuevo Campechito, comparando con febrero de 2019, se nota que los límites de las zonas muertas que observan en mayo de 2022 coinciden con los linderos entre propiedades, la carretera y los caminos de acceso, sugiriendo que la mortalidad es por el manejo local de vías de drenaje. Por último, en la laguna de Manialtepec, comparando con febrero de 2011, los manglares muertos que se notan en febrero de 2021 están más alejados de la orilla de las lagunas, lo que sugiere que el nivel de agua promedio se ha reducido en años recientes.
Estos son sólo tres ejemplos de áreas muertas de manglar en el Golfo de México y el Pacífico, pero les invito a localizar más. Google Earth es gratuito y proporciona en general una muy buena idea del estado de conservación de los manglares en particular, como lo mencionan Calva y colaboradores en 2019. Así, se puede delimitar el área afectada, se pueden hacer inferencias respecto a las causas de dicha afectación. Una vista a mayor escala o nos permite también ver cuáles son las vías de drenaje y el caudal posible, y la forma en la que entra la marea al sistema. Sin embargo, nada puede superar a la verificación en el campo, la estructura y composición de los bosques de manglar de referencia de la de los bosques dañados o muertos y el monitoreo de los sitios para proponer una estrategia de restauración exitosa.
El costo de la restauración de los manglares es órdenes de magnitud mayor que la prevención de los daños, y el uso de herramientas como la interpretación de imágenes de satélite permite un diagnóstico preliminar para contar con una estrategia más certera de restauración.
Bosques de manglar que bordean la laguna de Manialtepec en Oaxaca (norte) y otra laguneta cercana a la desembocadura hacía el mar. La imagen superior es de febrero de 2011; la inferior de febrero de 2021. Comparándolas, se puede notar que los manglares interiores, no los que bordean las lagunas, están más afectados. Aunque hay 10 años de diferencia entre las imágenes, las manchas cafés delimitadas en amarillo indican que la mortalidad fuer reciente. Fuente: Google Earth.
Hay, sin embargo, imponderables que deben tomarse en cuenta. Los manglares están constantemente respondiendo a las variaciones ambientales y son bastante resistentes a incrementos en el nivel medio del mar, seguramente superando los 3-5 milímetros de incremento anual. Sin embargo, si el nivel de agua sube más es muy probable que los manglares no puedan superar el cambio de nivel y mueran por inundación. En este caso, podría darse el caso de que los manglares mueren en la parte frontal, pero se extienden tierra adentro, como lo documentaron López Medellín y Ezcurra en 2011. Otro imponderable es el incremento en la temperatura y su efecto sobre los patrones de precipitación. Si a precipitación regional disminuye, habrá menos aporte hacia la costa y periodos de sequía más extendidos, creándose una condición similar a la que observamos en Tampamachoco y en la laguna de Manialtepec.
Alternativamente, el represamiento o desvío de agua cuenca arriba para abastecer distritos de riego o para acuicultura o camaronicultura también puede reducir el aporte de agua dulce y variar la mezcla de agua salobre adecuada para seguir manteniendo los bosques de manglar en buen estado de conservación. Hay ya evidencias de que el represamiento de ríos reduce el aporte de sedimentos y hace que predomine la erosión. Hay suficientes evidencias en México y otras partes del mundo de que esto está sucediendo. Finalmente, el efecto que produce el bloqueo de vías de drenaje que interrumpa el intercambio de agua continental y marina y que estanque el agua, como parece ocurrir en Nuevo Campechito, puede causar la mortalidad de los manglares y la extensión en el tiempo del área afectada, especialmente en un escenario de cambio climático con el incremento en el nivel de mar y periodos más extendidos de sequía.
Referencias
- Calva, L. G., Golubov, J., Mandujano, M. D. C., Lara-Domínguez, A. L., y López-Portillo, J. (2019). Assessing Google Earth Pro images for detailed conservation diagnostics of mangrove communities. Journal of Coastal Research, 92(SI), 33-43.
- López‐Medellín, X., Ezcurra, E., González‐Abraham, C., Hak, J., Santiago, L. S., y Sickman, J. O. (2011). Oceanographic anomalies and sea‐level rise drive mangroves inland in the Pacific coast of Mexico. Journal of Vegetation Science, 22(1), 143-151.
"La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional”
Slider: Manglar de mangle negro en buen estado de conservación. Crédito: Jorge López Portillo
*Red de Ecología Funcional, Instituto de Ecología, A.C.