¿Por qué fruticultores y gobiernos mundo le temen tanto a las moscas de la fruta?

Martín Aluja1, Larissa Guillén, Carlos Pascacio-Villafán, Roxana Barran-Prior, Emilio Acosta-Velasco, Rafael Ortega-Casas, Erick Enciso-Ortiz y Alma Altúzar-Molina

Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores

De entrada, una aclaración: cuando hablamos de “Moscas de la Fruta”, nos referimos a las moscas plaga que agusanan a los frutos sanos en el campo, es decir, las verdaderas Moscas de la Fruta pertenecientes a la familia Tephritidae, no a las diminutas Moscas del Vinagre, que nos causan tantas molestias y estragos en los fruteros en nuestras casas.

Tampoco nos referimos a las Moscas Caseras negras (Figura 1), que muchas veces también andan dando lata sobre las frutas en nuestra cocina o comedor después de haberse alimentado en las heces de nuestras mascotas o de basura.

Comparación entre una verdadera Mosca de la Fruta (Tephritidae) del género Anastrepha (extremo izquierdo), una Mosca Casera (Muscidae) (centro) y una Mosca del Vinagre (Drosophilidae) (extremo derecho).  Noten lo hermosas que son las verdaderas Moscas de la Fruta, pero esa belleza se desvanece porque son terribles plagas.  Fotos: Eric Enciso-Ortiz

Las Moscas de la Fruta son consideradas una de las plagas más importantes del mundo por los enormes daños directos e indirectos que provocan.  Porque no creas que el problema es solo de nosotros en México.  ¡Existe en todos los lugares del mundo donde se cultivan frutales!  ¡No hay lugar que se salve, excepto lugares como la Antártida, por ahora, ya que el calentamiento global podría cambiar eso! (Qin et al., 2015).  Otro factor importante que ha contribuido a la expansión de las especies de Moscas de la Fruta que se convirtieron en plagas, es la destrucción de su hábitat original (bosques y selvas), forzándolas a invadir nuestros huertos para sobrevivir.Antes de adentrarnos en detalles más técnicos, nos gustaría compartir la visión de las tres mujeres coautoras de este artículo de una Mosca de la Fruta.  Si como nosotras, quienes nos leen también crecieron y vivieron su infancia y juventud en zonas tropicales del país, rodeadas de árboles frutales, probablemente conocen a estos insectos.  Desde Tlacotalpan, pueblo Patrimonio de la Humanidad en Veracruz, hasta Tapachula y Frontera Comalapa en Chiapas, las tres crecimos en el trópico húmedo de México.  En nuestros pueblos, tanto en los traspatios de las casas, parques, banquetas de las calles y a lo largo de las carreteras, o en huertos de traspatio o comerciales, crecen árboles de guayaba, mango, naranja, toronja, chicozapote, zapote mamey, jobo (ciruelo tropical), papaya (Figura 2), y muchos más.  Recordamos con emoción y nostalgia como solíamos subirnos a los árboles de guayaba para cortar las frutas que colgaban de las ramas en abundancia y llenaban de olor los traspatios de nuestras casas con su delicioso aroma.  Sin embargo, pronto experimentábamos una profunda frustración al darles un mordisco o abrirlos, ya que aparecían decenas de gusanos en la pulpa, ¡incluso algunos dentro de nuestras bocas!  Y esa historia se repetía cada año, perdiéndose la mayoría de la cosecha familiar por culpa de las Moscas de la Fruta que no se sabía cómo controlar.  Es increíble para nosotras (os), autores de este artículo, que después de esas experiencias de nuestras infancias, terminamos como investigadores de estos insectos plaga.

Historias de este tipo en las que las Moscas de la Fruta son protagonistas hay muchas.  En Tlacotalpan, por ejemplo, los jobos agusanados impiden la elaboración del muy conocido y demandado “torito de jobo” (bebida con aguardiente a base de caña), y la elaboración de las “nieves” hechas con el mismo fruto.  O en las cercanías de Xalapa, capital del estado de Veracruz, nuestras abuelas se veían obligadas a hervir las guayabas agusanadas para elaborar dulces que llevaban como ofrendas el día de los muertos porque frutos sin gusanos casi no se encontraban.  En el Soconusco, Chiapas, los embarques de mango se quedaban muchas veces atorados en las casetas de inspección fitosanitaria porque los inspectores encontraban frutos agusanados en las rejas o porque los choferes no llevan la documentación reglamentaria que daba fe de que esos mangos venían de huertos certificados, limpios de la plaga.  Además, era común que cuando regresábamos con nuestras familias de un viaje a Guatemala, en las garitas aduanales entre México y Guatemala, te confiscaban todas las frutas y verduras ya que estaba prohibido pasarlas a Chiapas, algo que en la actualidad es prácticamente imposible de controlar con el paso de los miles de migrantes a lo largo de toda la frontera con Guatemala que llevan consigo frutas para alimentarse en el camino.  ¡Tú por favor nunca hagas eso porque pones literalmente en riesgo a tu país y a nuestros fruticultores!

Pues bien, este preámbulo nos ayudará a explicarte mejor por qué tanto fruticultores como autoridades fitosanitarias les temen tanto a las Moscas de la Fruta, y el ciudadano común las detesta.  Esta plaga de los frutales provoca dos problemas/daños económicos: en primer lugar, agusana los frutos provocando que ya no sirvan para el consumo humano.  El daño varía de región en región, y del tipo de manejo que se le dé al huerto, pero puede fluctuar desde cero frutos infestados en huertos certificados y estrictamente manejados (como por ejemplo en el sur de Sinaloa o norte de Nayarit), hasta la pérdida total de la cosecha en frutos provenientes de huertos de traspatio o mal manejados/abandonados.  En segundo lugar, porque impide la libre comercialización de los frutales, muchas veces dentro del mismo país, pero sobre todo cuando se desea exportar a mercados muy lucrativos como los EUA o Japón que imponen severas medidas cuarentenarias a los potenciales exportadores.  Por ejemplo, para exportar mangos a EUA, el productor se ve obligado a pagar costosos tratamientos hidrotérmicos (= agua caliente) que además afectan el sabor y la calidad del fruto.  Ahora también ya hay en México una empresa que ofrece tratamientos de irradiación, que al menos en el caso de las guayabas ha resultado muy eficiente para eliminar cualquier vestigio de infestación.

Dentro de las especies de Moscas de la Fruta plaga de mayor importancia económica en el mundo, destacan la Mosca Mexicana de la Fruta (Anastrepha ludens), plaga que infesta mangos y cítricos, y se distribuye desde el norte de México hasta Costa Rica (Figura 3), la Mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata), especie de origen africano que ha invadido casi todas las regiones tropicales y subtropicales del planeta además del Mediterráneo, la Mosca Oriental de la Fruta (Bactrocera dorsalis), originaria de Asia, pero que también ha invadido muchos países de África, la “Mosca de Queensland” (Australia, Btryoni), la Mosca Sudamericana (Afraterculus), y la Mosca del Caribe (Asuspensa).  A estas moscas también se les nombra por la especie de fruto que agusanan.  Por ejemplo, la Mosca de la Guayaba (Astriata o A. fraterculus en México y B. correcta en India o Asia), la Mosca del Mango (Aobliqua de México a Argentina y el Caribe o B. dorsalis en el sur de Asia), la Mosca de los Zapotes (A. serpentina desde México a Sudamérica), la Mosca de la Papaya (A. curvicauda en México, Centro y Sudamérica), la Mosca de las Manzanas (Rhagoletis pomonella en Norteamérica), la Mosca de las Cerezas (Rcerasi en Europa o Rcingulata en Norteamérica), la Mosca del Nogal (Rcompleta en Norteamérica y Europa), y así por el estilo.  ¡Como ves, hay Moscas de la Fruta en prácticamente todo el mundo, y en todos lados provocan enormes daños económicos!  Y para acabarla de amolar, las hembras de una sola especie (por ejemplo, la Mosca del Mediterráneo o la Mosca Oriental), pueden agusanar más de 250 frutales y verduras en el mundo (Liquido et al. 1991).  Por eso México lleva desde 1976 manteniendo una barrera fitosanitaria en la frontera con Guatemala habiendo liberado miles de millones de Moscas del Mediterráneo estériles desde 1981 como una estrategia ambientalmente amigable para frenar su invasión.  Usando esta estrategia de liberar moscas estériles (conocida como la Técnica del Insecto Estéril), recientemente se erradicó esta terrible plaga de Colima, ya que se nos había colado por barco en el Puerto de Manzanillo.  Si la Mosca del Mediterráneo o la Mosca Oriental se establecieran en México, no podríamos exportar ningún fruto a los EUA, pero tampoco tomates y otras verduras, lo cual representaría un durísimo golpe para la economía de los agricultores y del país en general.

Terminamos comentándote, que al menos desde un punto de vista ecológico, de las más de 5,000 especies de Moscas de la Fruta en el mundo, menos del 0.5% (aprox. 25 especies) se han transformado en plagas, siendo el 99.5% restante, especies que a nadie le hacen daño.  En otra ocasión, te contaremos cómo se pueden controlar las especies plaga sin contaminar mucho el ambiente, porque es importante que sepas que, gracias a la investigación científica y tecnológica, se han desarrollado ingeniosos mecanismos de monitoreo de la plaga y para su control, varios de estos en México.

Referencias

  • Qin, Y., Paini, D. R., Wang, C., Fang, Y., & Li, Z. (2015). Global establishment risk of economically important fruit fly species (Tephritidae). PloS One 10, e0116424.
  • Liquido, N. J., Cunningham, R. T., & Nakagawa, S. (1991). Host plants of the Mediterranean fruit fly (Diptera: Tephritidae): an annotated world review. Miscellaneous Publication.  Annals of the Entomological Society of America Lanham, MD, USA.77p.

"La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional"

Slider:  Hembra de la Mosca Mexicana de la Fruta, A. ludens, enterrando su ovipositor (imagen a la derecha) dentro de una toronja.  Lo que hacen las hembras después de enterrar esa especie de aguja ahuecada dentro de un fruto, es empujar de uno hasta 30 huevos dentro de la pulpa sana, de los que eclosionan larvitas o gusanos que van creciendo, devorando en pocos días la valiosa pulpa que también se pudre por las bacterias que crecen junto a ellas.  Fotos: Erick Enciso-Ortiz y Rafael Ortega-Casas.

1 Autor para correspondencia – Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.