Sabanas de pino mexicanas: ecosistemas olvidados

Milton H. Díaz Toribio

Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero

El fuego es un factor importante que contribuye a la diversidad de muchos ecosistemas. Sin embargo, existen ideas erróneas sobre los incendios y su relación con los ecosistemas.

El fuego es uno de los disturbios más comunes en la Tierra y una presencia fundamental en muchos ecosistemas. Comprender el papel ecológico del fuego es esencial para cualquier programa de restauración, conservación o manejo. Desafortunadamente, la investigación sobre la ecología del fuego y sus impactos en los ecosistemas mexicanos es limitada. Por lo tanto, existe una idea errónea sobre los efectos del fuego en la dinámica de los ecosistemas que impulsa las decisiones políticas, amenazando a los ecosistemas propensos a los incendios cuya persistencia depende en gran medida de este disturbio. En México, los incendios ocurren principalmente entre marzo y junio; la fuente natural de ignición son los rayos, especialmente en montañas y volcanes. Sin embargo, los regímenes de incendios en México (frecuencia, temporada e intensidad) están cambiando. Como en muchos otros países, la mayoría de los incendios actualmente son causados por actividades humanas (por ejemplo, actividades agrícolas y pastoriles), lo que en ocasiones aumenta la frecuencia de los incendios.

Vista general de una sabana de pino subalpina . Foto Kevin Galván Lara

Entre las plantas que están relacionadas con el fuego en la Flora Mexicana, los pinos se destacan como una de las más llamativas y diversas. Muchas especies de pinos muestran rasgos relacionados con el fuego, como corteza gruesa, capacidad de auto poda, capacidad de rebrote basal o juvenil o conos serotinos. México también tiene el mayor número de especies de Pinus de cualquier país, y los pinos dominan alrededor del 15% de su superficie. Sin embargo, México tiene una amplia gama de climas y una topografía diversa. Esto se refleja en la diversidad de comunidades caracterizadas por pinos que normalmente se pasa por alto. De hecho, el término “bosque de pinos” se aplica indiscriminadamente a sistemas tan diferentes como las sabanas tropicales o los pinares subalpinos (Diaz-Toribio & Martorell, 2022). Estos sistemas pueden diferir en sus regímenes de incendio. Por ejemplo, los incendios de baja intensidad pueden desempeñar un papel importante en los ecosistemas de pinos con una gran cubierta de pastos, como las sabanas de pinos (Fig. 1), manteniendo una alta diversidad de plantas, facilitando la regeneración y preservando una estructura abierta. Por lo tanto, propongo utilizar el término sabanas de pino para referirnos a ecosistemas con pinos escasos, que sin embargo tienen una capa herbácea continua (Fig. 2).

Especies de pino típicas de ecosistemas abiertos subalpinos. Foto Kevin Galván Lara

Los trabajos más conocidos sobre vegetación mexicana agrupan a todas las comunidades con pinos como “bosques de pino” (Miranda & Hernandez-X, 1963; Rzedowski, 1979). Lo mismo ocurre en el Inventario Nacional Forestal. González-Medrano, (2004) estuvo a favor de un esquema en el que las comunidades de pinos con copas abiertas estén separadas del resto, pero esta propuesta no ha sido generalmente aceptada. Para describir la gran diversidad de ecosistemas de pinos mexicanos, reconocemos que existen cuatro comunidades contrastantes que corresponden aproximadamente a los principales grupos climáticos de Köppen: A (sabanas tropicales), B (pinares semiáridos de piñón), C (sabanas templadas) y transición C-D. (sabanas subalpinas).

La falta de reconocimiento en México de la diversidad de ecosistemas dominados por pinos como diferentes tipos de vegetación con características y dinámicas contrastantes ha resultado en información fragmentada sobre sus regímenes naturales de incendios. En algunos casos, como en las sabanas de pinos, abundante información procedente de países vecinos muestra que el fuego es fundamental para su persistencia y para la conservación de su excepcional diversidad. De manera similar, en las sabanas de piñones, la evidencia muestra que los incendios frecuentes pueden ser una fuerza destructiva o un elemento inherente a la dinámica del sistema sin el cual se produce la degradación. Una gran proporción de la información que tenemos actualmente sobre los pinares dominados por piñones mexicanos es anecdótica y, por lo tanto, es más probable que consista en informes de grandes incendios que reemplazan rodales en lugar de incendios superficiales comparativamente discretos que mantienen la estructura y función del ecosistema. Por lo tanto, es fundamental que en México se realicen estudios formales sobre el fuego en tales sistemas, como los estudios dendrocronológicos. También necesitamos entender si el fuego mantiene la diversidad de los ecosistemas de pasto y pino, como los pinares semiáridos de piñón de P. cembroides de la Sierra de la Laguna (Baja California Sur) o las sabanas subalpinas de P. culminicola de Nuevo León, las cuales tienen un número sobresaliente de especies endémicas.

Referencias

  • González-Medrano, F. (2004). Las comunidades vegetales de México: (1st ed.). Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
  • Miranda, F., & Hernandez-X, E. (1963). Los tipos de vegetación de México. Boletín de La Sociedad Botánica de México28, 29–178.
  • Rzedowski, J. (1979). Vegetación de México (1st ed.). Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.

Slider: Vista general del área natural protegida San Juan del Monte. Foto Kevin Galván Lara

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